28 junio 2012

La suerte del campeón

Fueron unos fatídicos penaltis los que decidieron quien se quedaban con el billete de la gran final de la Eurocopa 2012. Siempre son una lotería y ésta quiso que fueramos nosotros los elegidos. Por algo sería. Creo que nos lo merecimos algo más que Portugal.

Siempre el azar estuvo con nosotros. Nos proclamamos finalistas justo cuando el árbitro lanzó la moneda al aire antes de la tanda de penaltis. Primero lo hizo para saber en que portería se tiraría. Fue donde estában los miles de compañeros de la marea roja. Luego lo hizo para ver quien comenzaría tirando. La moneda quiso de nuevo que fuéra Casillas quien decidiese. Obviamente eligió ser primeros en disparar y eso nos hizo estar hoy donde estamos.

La presión fue siempre mayor para los jugadores portugueses y llegó a ser máxima en el cuarto lanzador de ellos. Tras la igualada a dos gracias por nuestra parte a Iniesta y Piqué, Ramos no falló y dejó a Bruno Alves con la responsabilidad de marcar si no quería que todo dependiese de nosotros. Para alegría de todos los seguidores rojigualdos el defensa luso no soportó esa tensión y mandó el balón al palo. Fue una presión negativa lo que ejerció sobre él, algo diferente a lo que tendría a continuación Cesc Fábregas. Su presión era positiva. El gol lo llevaba a la gloria. El fallar dejaba todo en manos del quinto lanzador de Portugal, en Ronaldo. Cesc cumplió y el éxtasis llegó a todo corazón español.

A pesar del sufrimiento extremo a nuestro órgano motor, estamos de nuevo en una gran final. La tercera contando Mundial, la segunda consecutiva contando sólo Eurocopa. Algo realmente extraordinario.

Sería mejor para nuestra salud conseguir superar las eliminatorias con algo más de antelación. Los penaltis son insufribles. De todas formas merece la pena. El arrojo de adrenalina que se desprende de un segundo a otro según como se van lanzando los penaltis es brutal.

No sé si fue una victoria fea o bonita, más justa o menos, etc. lo que sí se es que quedará para la historia por la forma en la que se produjo. Algo más para esa historia brillante que estamos escribiendo en el presente y que tenemos la suerte de estar viviendo.

No tiene precio toda esta satisfacción. Orgulloso de ser español.

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