06 junio 2012

La temporada dejó tocado a Alfonso García


En la temporada 2010-2011 no cumplimos con el objetivo de la permanencia. Tras cuatro años en Primera el Almería perdió la categoría. Unos entrenadores que no estuvieron a la altura y mucho de los jugadores de la plantilla, que jamás merecieron nuestra camiseta, nos llevaron a Segunda. También encontramos responsabilidades fuera. En aquella campaña los árbitros se cebaron en demasía con nosotros, teniendo parte de culpa en nuestro fin en Primera.

La afición se enemistó con la plantilla y en esta temporada que acaba de terminar el divorcio se mantuvo en un inicio. Sin embargo, poco a poco la relación fue acercándose hasta el punto de haber acabado en perfecta comunión.

¿Por qué ha sido así cuando tampoco hemos cumplido con el objetivo? Porque esta vez la plantilla hizo todo lo que pudo y quien ha tirado piedras sobre el propio tejado dejándonos sin la lucha por el ascenso ha sido otro de los estamentos del club. Me refiero a la directiva.

La relación afición y directiva ha transcurrido esta temporada muy diferente a la mantenida entre la afición y la plantilla. Jamás se dudó en el pasado del matrimonio siempre existente entre ambas partes, sin embargo hoy por hoy entre la afición y directiva no existe ni el respeto ni la confianza de antaño.

El distanciamiento no se ha producido de la noche a la mañana, sino que han ido ocurriendo cosas en el tiempo que se han acentuado en esta temporada. Primero podríamos hablar de los desorbitados precios con nuestra estancia en Primera. Luego de la salida impropia hace dos veranos de un jugador que ha dado mucho por el Almería como es Soriano, que por cierto, nos costó caro. Sólo hay que ver como fue la temporada y la falta que nos hizo ese año de un líder en el centro del campo.

En ninguna nos atrevimos a levantar la voz debido al gran vínculo existente con la directiva. Tampoco hubiera sido justo con la de éxitos deportivos que nos ha dado Alfonso García y compañía.

Todo tiene su límite y la afición almeriense no somos menos. Llegó la dura temporada 2011-2012, la de nuestro regreso a Segunda, y la directiva tomó una conducta más propia de una tiranía que de un club de fútbol.

Obviamente, no le quedó otra, adaptó los precios de abonos y entradas a las de la nueva categoría. Eso sí, dentro de la oscilación que existe se quedó en la zona de los más caros con respecto a otros clubes. Por otro lado se llenó los bolsillos con la venta de numerosos jugadores, y no compensó con las altas. Todo el que vino fue de forma "regalada". Además las incorporaciones fueron las justas, debido a la pretensión de querer una plantilla corta para así dar provecho al filial. La pretemporada pasada hubo en el club muchos ingresos y ningún gasto.

A eso se le unió el gran error de la pretemporada. Me refiero al fichaje de un entrenador, que duró unas semanas, para luego contratar a otro técnico diferente. Fue por una mala documentación de quien se encargó de este trabajo. Eso supuso una pérdida de tiempo y un ridículo a nivel nacional. Al margen queda lo que nadie entendió, el cambio radical en la filosofía estudiada al pasar de contratar a Luis Zubeldía  para hacerlo con Lucas Alcaraz.

Algo menos importante, pero que también levantó suspicacias fue el mantenimiento de las camisetas. Nunca se había hecho y mira por donde la directiva justamente no quiso cambiarlas en el mismo año en el que habíamos bajado de categoría, y tras el mal recuerdo que ellas podían traer (Almería 0-8 Barcelona).

Ya durante la temporada, más puntos a sumar en contra de Alfonso García y compañía, son las inoportunas declaraciones que nos tiene acostumbrados a hacer tras los partidos, más propias de un radical que de un presidente de una entidad. Le da igual coger el micrófono y quejarse públicamente de los árbitros o hacerlo de su propio equipo atacando bien a jugadores, bien a entrenador, bien a la afición.

La serie de errores acabó con una guinda más para el pastel. Me refiero al capricho del señor presidente de echar al entrenador, que él trajo para sorpresa de todos, que se había ganado la razón debido a los resultados, porque su técnico estaba cumpliendo con el objetivo, puesto que nos tenía en playoff de ascenso, pero que sin embargo él echó en el peor momento, en la fase final de la temporada. Aquello fue toda una locura pasase lo que pasase después, pero que gana más relevancia cuando se ha visto que fue una gran losa para cumplir con el objetivo. Fue un grave error y casi un insulto a la afición y al escudo.

Aparte de todo, tenemos que soportar desde hace un tiempo la crítica por parte de la directiva de ser pocos, de no arropar lo suficiente al equipo, etc. pero eso sí, nos ha pedido partido tras partido llevar gente al campo para ayudar al equipo. Algo por cierto que molesta tras oir al presidente en campaña de abonos prometer que no se iban a regalar ni a rebajar el valor de las entradas como año tras año había hecho ¿Cumplió con su palabra? Para nada. Lo volvió a hacer y de la forma más exagerada posible que hasta ahora se había hecho.

Tenemos un límite y ese ha llegado. Creo que hemos sido bastante pacientes ya. Tras la temporada que se ha pegado tenemos por qué estar descontento con la directiva y, como cabeza de todo, con Alfonso García. Es el responsable principal de no haber ni siquiera llegado a playoff y por esto debería como mínimo arrepentirse ante la afición de sus equivocadas decisiones, sobre todo del cese a Lucas Alcaraz.

Eso por un lado. Es importante y duele lo que ha pasado. No nos hemos metido ni en playoff. Aunque bueno, es pasado. Sin embargo hay otro daño producido que me preocupa y mucho. Me refiero a esa masa social que está muy dolida con el consejo administrativo. Me preocupa la cantidad de gente que siga apoyando al club. Espero que la actualidad como es la cercanía de las gradas al campo o el tener por fin una camiseta que no sea de mercadillo (o eso esperamos con la nueva marca si finalmente el rumor es cierto) ayude a que la gente se siga abonando y sacando entradas. Si el único factor fuera lo acontecido en la temporada que ha finalizado y la pérdida de valor año tras año de tener un abono, estoy convencido que la cifra de abonados para la temporada que viene se reduciría drásticamente (y con razón). Paciencia toda la del mundo, pero lo que no podemos permitir es ver a almerienses que proclaman querer el escudo, pero no al club. Esto cada vez se da más y para evitarlo, si ese presidente intocable hace un año, hoy hay que exigirle la dimisión, se hace. El Almería es de la afición y ésta sí que es verdad que no se toca.

Los años en el mandato suelen desgastar mucho. La ilusión también se pierde con el tiempo. Una retirada a tiempo es una victoria.

1 comentarios:

Nico García dijo...

Chapó. Sólo eso, qué grande eres Víctor

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