05 junio 2012

Mal dirigida temporada 11/12


El Almería regresaba a Segunda. Tras cuatro temporadas en el olimpo, nos tocó volver a la tierra, a nuestro lugar, a donde más tiempo hemos pasado en lo que llevamos de historia. La temporada 2011-2012 no fue fácil al tratarse de un paso hacia atrás en la progesión de la entidad.

Mala gestión en pretemporada

Tampoco la directiva ayudó en pretemporada. Tras todos tener la moral por los suelos debido al descenso, se produjeron errores que disgustaron a una afición dolida.

Se tardó en preparar la campaña en Segunda, a pesar de certificar nuestro descenso de Primera con jornadas de antelación. Sin embargo lo peor es que todo se prolongó más de la cuenta tras el fichaje de Luis Zubeldía, entrenador sin documentación en regla para dirigir a un club español. Fue el técnico del Almería durante muchos días, hasta que la RFEF avisó. Todo ese tiempo fue tirado a la basura.

Con la llegada de ese joven técnico argentino, Alfonso García nos dió a entender que la filosofía del club en los últimos años no se iba a tocar a pesar de una mala temporada. Paradójicamente su mensaje cambió con el entrenador que se sacaron de la recámara, Lucas Alcaraz. De la noche a la mañana y en plena pretemporada se cambió radicalmente de ideas futbolísticas. La directiva dió muestras de inseguridad y muchos aficionados dudamos de ella en su capacidad de reconducir el rumbo de la embarcación. También la hinchada más veterana tenía un mal recuerdo de cuando Alcaraz dirigió al extinguido Almería CF y se puso en contra de su llegada.

No hubo precisamente una buena planificación en pretemporada. También el ejército que nos prepararon para combatir en la categoría de plata dejaba muchas dudas. Las bajas tras perder la guerra en Primera fueron importantes (Alves, Piatti, Crusat, Juanma Ortiz...), mientras que las altas llegaron a precio cero. De todas ellas, sólo una levantó el ánimo almeriense, la de Soriano. La directiva dió el ok a la entrada de este soldado al equipo un año después de dejarlo marchar de una forma irrisoria. La poca cantidad de fichajes fue por la apuesta a la cantera. Se quiso hacer una plantilla corta, la que más de toda la categoría, para que los jóvenes del filial tuvieses oportunidades. Jamás antes el Almería utilizó tanto jugador del segundo equipo en el primero. Principalmente esto es posible gracias a que el Almería B subió a Segunda B, donde se ha mantenido. De esta forma el cambio de categoría no es tan grande.

Poco juego, pero buenos resultados

No teníamos un panorama muy alentador. El futuro era muy incierto al inicio de campaña. Sin embargo, se vieron brotes entre tantas cenizas. Al parecer el criticado Lucas Alcaraz entrenó bien. Así lo decían los resultados de los amistosos que se disputaron. La afición creció con respecto a la última vez que el club jugó en Segunda, mostrando una vez más su fidelidad al rojiblanco. Y la directiva despejó muchas dudas que estaban en el aire, como la del objetivo real de este equipo para esta campaña. Siendo una afirmación arriesgada, Alfonso García fue el primero en hablar de ascenso a Primera. La idea era subir tras sólo un año en la categoría de plata.

Con el paso de las jornadas esos brotes verdes se fueron fortaleciendo. El Almería se colocó entre los más fuertes de la categoría. Aunque el fútbol prácticado no era el que más entusiasmaba en la grada, acostumbrada a otras ideas más modernas, el equipo se mostró muy sólido y difícil de batir. La primera derrota llegó al décimo partido oficial, contando Copa y Liga. Fue ante el Numancia en Los Pajaritos.

El Almería se mantuvo arriba durante gran parte de la temporada. También conforme avanzó la campaña el fútbol del equipo mejoró. De aburridísimos encuentros, se pasó a protagonizar algunos de los que llevábamos mucho tiempo sin ver. Algunos ejemplos fueron el empate a tres ante el Barcelona B en el Mini Estadi, la goleada al Guadalajara por 4-0, la siempre alegre victoria ante el Real Murcia (4-2) o incluso la derrota por 4-3 en el espectacular partido en Balaídos.

Destitución de Alcaraz y fuera de los playoff

A pesar de todo, las críticas al juego del equipo siempre existieron y parte de la afición, y por lo que se vió también de la directiva, parecía esperar una mala racha para cargar contra Lucas Alcaraz. El Almería tuvo esa racha, bastante normal a lo largo de una temporada, y le costó el puesto al entrenador. Cuatro empates seguidos producidos tras dos derrotas, es decir, la suma de 4 puntos de 16 fueron suficiente para que Alfonso García lo cediese del cargo. No importó ni siquiera que el Almería seguía manteniéndose en puestos de playoff de ascenso.

La noticia sorprendió a propios y ajenos. A los que Lucas Alcaraz nos convenció con trabajo la vimos perjudicial para los intereses del equipo. Tampoco se la esperaban los que siempre se opusieron a Lucas Alcaraz. Hay que señalar que jamás la afición se pronunció en el Mediterráneo de forma clara contra él, como sí lo había hecho en anteriores ocasiones para echar a Lillo, Hugo Sánchez u Oltra por ejemplo. La decisión fue lateralmente del presidente del Almería.

La actuación de Alfonso García, al puro estilo dictatorial, puesto que hizo lo que en su opinión veía conveniente, le costó caro a la entidad. La llegada del nuevo técnico, Esteban Vigo, no cortó la racha negativa, sino que la prolongó tres más, sumando un total de nueve jornadas sin ganar. Esto sacó al Almería de los playoff de ascenso.

La racha se cortó ganando al líder Deportivo, pero luego siguieron llegando malos resultados. El cambio de entrenador se hizo cuando la temporada estaba acabando. Fue un sinsentido más de la decisión de la directiva. Esteban Vigo lógicamente necesitaba tiempo para imponer sus ideas y cuando lo consiguió ya fue demasiado tarde. Terminó la temporada ganando los últimos cuatro encuentros, pero no fueron suficientes para lograr el objetivo. El ascenso no se produjo ni de forma directa, ni, quizás por la ambición de algunos, por medio de los playoff de ascenso.

Ulloa destacó individualmente

Han sido 46 partidos oficiales esta temporada, 42 en Liga y 4 en Copa. En esta última pasamos las dos primeras rondas, pero caímos cuando se nos puso un Primera por medio, el Osasuna, y a doble partido. En Liga acabamos séptimos con 70 puntos, a uno del sexto clasificado, el Córdoba, quien pactó el empate en la última jornada con el Celta para entrar en playoff y dejarnos así fuera de las eliminatorias.

Fueron demasiados partidos para una plantilla tan corta. Los jugadores se fueron cargando de minutos y algunos de ellos, bien por las sanciones o por las lesiones, quedaron sin sustitutos. Incluso hubo puestos en muchas ocasiones sin un jugador propio de esa demarcación, obligando al entrenador a contar con gente del filial. Así fue durante toda la temporada, pero sobre todo al final.

Aunque a nivel colectivo no hubo éxitos, sí hubo alguien que a nivel individual ha destacado en el equipo y de forma indirecta deja el nombre del Almería bien alto. Ese es Leo Ulloa, el máximo goleador de la categoría. El delantero sumó 28 goles y quedará para siempre como el más anotador de la temporada 2011-2012 en Segunda División. Nadie en el conjuntos almeriense consiguió antes llegar a esa cifra en una temporada. Además se ha convertido en el máximo goleador del equipo en Copa del Rey. Ha sumado en dos temporadas 7 goles en este torneo.

El club no cumplió con la afición

Finalmente ha sido una temporada discreta para las metas fijadas, desgraciada al ver como uno compañero de grada se dejó la vida literalmente en el Mediterráneo y mala en cuanto a masa social. La afición y la directiva siempre han sido una piña. En temporadas anteriores si algo iba mal no había duda en cargar contra la plantilla, sobre todo en el cuerpo técnico. Tras el descenso de Primera todo cambió. A día de hoy la relación directiva y afición no atraviesa por el mejor momento. En esto también influye la campaña de abonos y las promesas no cumplidas. La directiva se nota desgastada.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Plantilla creada por laeulalia basada en la minima de blogger.