29 junio 2016

Resumen UD Almería 2015/2016


Trayectoria descendente tuvo la Unión Deportiva Almería durante la temporada 2015/2016. Si ya en la anterior había perdido la categoría de oro, en su vuelta a Segunda el descalabro fue inimaginable. Si descender de Primera siendo uno de los conjuntos con menos poder económico de la élite entraba en los planes, también parecía un hecho el comandar en la categoría de plata al ser el club de mayor presupuesto.

Lejos de la realidad, el conjunto almeriense tocó fondo en un año nefasto en el que perdió su identidad y arrastró por los suelos el nombre de una ciudad que merecía mucho más. La afición del Almería fue de lo poco que se salvó en la entidad rojiblanca, que a pesar del mal trato de su propio equipo estuvo siempre acompañándolo, tanto en casa como en el punto geográfico más lejano de España. Ese saber sufrir y su lema de nunca rendirse tuvo en el aficionado su merecido premio final de permanencia en la LFP. Fue el consuelo de todo un club que había jugado con fuego como no lo había hecho desde que comenzase el siglo XXI.

Cara renovada en pretemporada


El cambio de categoría, de Primera a Segunda, marcó la pretemporada del Almería. El siempre doloroso descenso se llevó con relativa normalidad en la parroquia almeriense, que reconoció que su equipo había sido peor que el resto y que la directiva había tenido errores influyentes (caso de Jackobsen y la retirada de tres puntos en Liga).

Pronto el club rojiblanco se puso manos a la obra para confeccionar un conjunto cuyo objetivo claro y conciso fue el del retorno a la máxima categoría del fútbol español. La primera pieza del nuevo Almería fue Sergi Barjuan, que renovó con el equipo tras no haber podido in-extremis salvarlo en las últimas jornadas de la campaña 2014/2015.

El técnico barcelonés, junto con el director deportivo Alberto Benito y el siempre entrometido presidente Alfonso García, influyeron en las contrataciones de la nueva plantilla. Casto llegó para defender la portería del Almería. Morcillo y Cuéllar aterrizaron en el sureste para reforzar la defensa, a la cual también se incorporaron los canteranos Adri Castellano y Antonio Marín. Fatau, Montoro, Eldin Hadzic e Iago Díaz fueron las altas como centrocampistas, mientras que en el ataque Chuli fue la apuesta más ilusionante con la compañía de Cristian Herrera y la vuelta de Quique González.

Fueron muchas caras nuevas en un grupo por hacer. El equipo cambió en gran medida con respecto a la temporada precedente y la cifra de jugadores en plantilla superó a la de años anteriores, y aún quedaban dos jugadores que llegarían con la temporada empezada (Lolo Reyes y Pozo). Eso supuso una desventaja para Sergi Barjuan, que pareció llevar todo sobre ruedas en pretemporada, pero que con el comienzo de liga la adhesión del grupo no era tal y como el entrenador había conjurado.

Tres bajas marcaron la numerosa operación salida tras la pérdida de la élite del fútbol español. El veterano portero Esteban volvía a su equipo de origen, el Real Oviedo, para terminar su carrera. Trujillo y Verza continuarían en Primera al fichar por el Levante UD. Solo dos jugadores de los emblemáticos seguirían en el barco almeriense, Fernando Soriano y Miguel Ángel Corona, éste último no por mucho tiempo.

La pretemporada llegó a  crear mucha ilusión en el entorno rojiblanco. El equipo se mostró fuerte en los amistosos y la concentración llevada a cabo en Asturias parecía ser idónea para la puesta a punto del equipo. Las expectativas creadas fueron tales, que junto a unos precios atractivos en la campaña de abonos del club, permitieron superar el récord de fieles en Segunda División. El Almería llegó a sumar más de 11.000 abonados.

Confianza ciega


La temporada 2015/2016 arrancaba en medio de un ambiente de confianza en el entorno del club rojiblanco. La idea de volver a Primera tenía su punto de inicio en el Estadio de los Juegos Medieterráneos. Ahí volvían los almerienses, tras perder la máxima categoría meses atrás, con las pilas recargadas e ilusiones renovadas.

El primer choque en su retorno a Segunda División era con el CD Leganés. Los almerienses se impusieron con relativa facilidad al conjunto madrileño. Hacia la media hora de partido los locales ya dominaban con el extraordinario marcador de 3-0, siendo los goleadores Chuli e Iago Díaz, éste último por partida doble. En cualquier caso, el resultado final fue más ajustado, puesto que la relajación de los rojiblancos y el acierto de los visitantes Candela y Borja Lázaro maquillaron el luminoso en los últimos diez minutos de partido.

Ese encuentro, que acabó con el resultado de 3-2, cargó aún más la atmósfera festiva de la ciudad, que vivía además su semana grande con la Feria de Almería 2015. Fue todo un espejismo de lo que depararía la campaña que acababa de comenzar. El Leganés, que no había arrancado con buen pie, terminaría la temporada con el sueño del ascenso hecho realidad, por primera vez en su historia. En el bando rojiblanco, esa primera jornada fue de las pocas en las que se pudo apreciar la sonrisa en la hinchada almeriense.

El primer disgusto del Almería llegaría una semana después en La Romareda. Los de Sergi Barjuan llegaron a darle la vuelta al marcador con goles de Morcillo y Quique tras el primer tanto local, materializado por Wilk. Sin embarbo, el Real Zaragoza consiguió rehacerse. Ángel igualó hacia el ecuador de la segunda mitad y en el último suspiro de partido Cabrera puso el 3-2 definitivo. Casto, que había salvado a su equipo en la jugada precedente, seguidamente falló en la salida del saque de esquina que supuso la derrota de los rojiblancos.

La tercera jornada del campeonato se disputó tras el primer parón y con el mercado de fichajes ya cerrado. Los últimos en llegar a la plantilla rojiblanca fueron Lolo Reyes y Pozo. Éste último fue precisamente el protagonista del encuentro frente al CD Osasuna. Los navarros llegaron al descanso con ventaja en el marcador gracias a un gol de Pucko. En la segunda parte, la entrada en juego de Iván Sánchez mejoró sustancialmente al Almería. Chuli igualó pasada la hora de partido y el tercer cambio de Sergi Barjuan acabaría siendo decisivo. José Ángel Pozo debutó en el minuto 86 y a los dos minutos le dio la victoria a su nuevo equipo con un bonito disparo desde la frontal del área. Nacía así un nuevo ídolo entre la afición.

La liga volvió a sufrir un paréntesis con la entrada en vigor de una nueva edición de la Copa del Rey. Los de Segunda entraban en liza en la Ronda 2 y el Almería se enfrentaba en casa al Elche CF en partido único. Se jugó el miércoles 9 de septiembre, entre las jornadas 3 y 4. Los rojiblancos pasaron a la siguiente ronda tras forzar la tanda de penaltis. El partido parecía controlado por los locales hasta llegar al último cuarto de hora de los 90 minutos reglamentados. En ese momento el luminoso reflejaba 2-1 (con goles de Soriano y Cristian Herrera para los rojiblancos y de Nono para los ilicitanos), pero un penalti y expulsión de Míchel Zabaco cambió el devenir del encuentro. Sergio León marcó desde los once metros y hubo que disputar la prórroga. El Almería, con un jugador menos, volvió a adelantarse por medio de Cristian Herrera, sin embargo a falta de diez minutos para el final el Elche puso el 3-3 definitivo con tanto de Liberto.

El desmoronamiento de Sergi Barjuan


El segundo desplazamiento de la temporada era Lugo. Con él llegó la segunda derrota y se inició la caída en picado del Almería. Los de Sergi Barjuan quedaron bloqueados ante el juego táctico del CD Lugo, que consiguió imponerse gracias a un tanto de cabeza de Carlos Hernández en un saque de esquina.

Lugo fue la primera de tres derrotas consecutivas. Las dos siguientes fueron ante el Deportivo Alavés y el Albacete Balompié. Ante los vitorianos los almerienses cayeron por primera vez en casa. Lo hicieron por 0-2, con un gran gol de Raúl García a poco de comenzar el encuentro y un tanto en la prolongación de Toquero. Antes, tras el descanso, Dubarbier erraba y era expulsado de forma absurda, dejando la victoria en bandeja al equipo visitante.

En Albacete, el Almería perdió a las primeras de cambio su candidatura al ascenso. Cayó por un claro y contundente 3-0 que sonrojó a la parroquia rojiblanca. Contra todo pronóstico el club almeriense entraba en la jornada 6 de liga en puestos de descenso. Ésto supuso un ultimátum para Sergi Barjuan.

En medio de los malos resultados, dos salidas del equipo no ayudaron en la moral baja de la afición almeriense. El jugador de la casa Dani Romera dejaba el equipo filial para pasar a la cantera del FC Barcelona, mientras que uno de los pesos pesados del primer equipo abandonaba el barco entre gran incertidumbre. El capitán Miguel Ángel Corona dejaba atrás diez años de rojiblanco para marcharse a Australia, donde le habían propuesto un suculento contrato de dos años con el que poner fin a su carrera como futbolista.

Para el siguiente partido del Almería el ambiente en el Estadio de los Juegos Mediterráneos estaba más que enrarecido. No fue fácil para el equipo y cuerpo técnico disputar el choque frente el CD Tenerife, que además se adelantó en el marcador hacia el ecuador de la primera mitad por medio de Nano. En la segunda parte, Alberto, en propia meta, y Chuli remontaron el 0-1 adverso, sin embargo el final del encuentro volvió a ser cruel para los almerienses, como ya pasara en Zaragoza. Un disparo de Aurtenetxe en el minuto 89 tocaba en Lolo Reyes para meter el esférico en la puerta defendida por Julián Cuesta, que suplía a Casto por una lesión. Era el 2-2 definitivo.

Ese agrio empate ante el Tenerife tras tres derrotas consecutivas llevó a la directiva del club a despedir a Sergi Barjuan del cargo de entrenador justo después de la finalización del choque. El técnico barcelonés no había cumplido con la ilusión que se había creado y dejaba a la entidad en la parte baja de la clasificación. Su cese fue el primero de la temporada contando a todos los entrenadores de los clubes de la Liga de Fútbol Profesional.

Miguel Rivera ejerce de técnico interino


El sustituto de Sergi Barjuan tardó más de lo previsto en llegar. A pesar de las reuniones que tuvo el presidente Alfonso García con varios entrenadores libres, la gestión para contratar un nuevo técnico no se solventó como se esperaba. La semana pasó sin nuevas noticias en el banquillo rojiblanco.

Miguel Rivera, que dirigía al Almería B en la categoría de bronce, tuvo que encargarse de dirigir también al primer equipo. Durante la semana entrenó a los Soriano, Chuli, Casto y compañía y con la llegada de la jornada 8 de liga de Segunda ejerció de técnico interino en Montilivi. Una temporada antes ya le había ocurrido algo parecido en Primera División, llegando a dirigir al Almería en su enfrentamiento con el Real Madrid ni más ni menos en el Santiago Bernabéu.

El choque frente al Girona arrancó con un gran ritmo de juego. A los dos minutos el Almería disfrutó de un penalti sobre Quique, que el propio delantero vallisoletano materializó. Poco después Aday ponía la igualada. El 1-1 se mantuvo hasta el final, a pesar de las ocasiones claras que tuvo el conjunto gerundense para haber remontado la contienda.

No fue el único encuentro que dirigió Miguel Rivera. En Montilivi había comenzado una semana de tres partidos, puesto que entre las jornadas 8 y 9 de liga se jugaba la ronda 3 de la Copa del Rey. Ésta volvía a ser a partido único y de nuevo se disputaba en el Estadio de los Juegos Mediterráneos. El Almería aprovechó el factor campo para imponerse 2-1 al Gimnàstic de Tarragona. Los goles de Soriano y Quique metieron al Almería en dieciseisavos de final y rompieron con una racha negativa del equipo de cinco encuentros sin ganar.

Casi sin tiempo de preparación, el entrenador malagueño en funciones afrontó también el duelo en casa frente al Elche CF. La victoria en Copa no sirvió para enderezar el rumbo del equipo en liga. El conjunto ilicitano fue mejor en Almería y se impuso 2-3. Los locales se adelantaron primero con gol de Quique, que se afianzaba como el delantero mas rentable del equipo, sin embargo se dejaron remontar hasta encajar tres tantos del rival. A tres minutos para final Eldin recortó distancias, pero fue demasiado tarde como para al menos salvar un punto.

Ni con Sergi Barjuan ni sin él el Almería carburaba. Tras tres encuentros dirigiendo al primer equipo, dos de liga y uno de Copa, Miguel Rivera volvió a su puesto como entrenador del filial. No había conseguido cambiar la imagen del equipo, pero sí pudo demostrar su gran profesionalidad y compromiso con la entidad almeriense, a la cual le estaba faltando efectividad y sutileza en la búsqueda de un nuevo entrenador.

La estéril etapa de Joan Carrillo


Hicieron falta dos semanas para que el Almería contratara a un nuevo entrenador. El elegido fue Joan Carrillo, técnico barcelonés ex-del Girona que procedía del fútbol húngaro, donde había conseguido proclamar campeón al Videoton. A finales de octubre aceptaba regresar a España para afrontar el difícil reto de sacar del hoyo a un conjunto rojiblanco que tocaba fondo.

Ya de primeras Joan Carrillo no comenzó con buen pie. Su estreno se dio en el estadio Iberostar, donde el equipo almeriense cayó por la mínima ante un RCD Mallorca que también se encontraba en puestos de descenso a Segunda B. El jugador local Brandom marcó a ocho minutos para el final para desequilibrar un choque bastante plano. El Almería quedaba en la jornada 10 de liga como colista de la categoría.

A continuación llegaron seis empates consecutivos, ante Real Valladolid, Alcorcón, Ponferradina, Bilbao Athletic, Numancia y Gimnàstic de Tarragona. Éstos se pudieron interpretar de dos maneras diferentes, bien el equipo comenzaba a aprender a no perder o bien no sabía ganar. El tiempo diría más bien lo segundo.

Entre la jornada 15 y la 16, entre Numancia y Nàstic, apareció una nueva eliminatoria de la Copa del Rey. Eran los dieciseisavos de final, a doble partido, y enfrente estaba el RC Celta de Vigo, que militaba en Primera y luchaba por los puestos europeos en ese momento. Bastó la ida, que se jugó en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, para decantar la eliminatoria. Los celestes vencieron 1-3 y encarrilaron el pase a octavos de final.

La vuelta se jugaría dos semanas después (con resultado de 1-0 a favor del Celta), justo después de un encuentro de liga que parecía clave en el devenir de Joan Carrillo y del Almería. Los rojiblancos recibían en casa a la SD Huesca en un duelo al rojo vivo por la salvación. La victoria parecía fundamental y es que el Almería encadenaba tres jornadas de liga sin ganar. El disgusto no pudo ser mayor para una afición que acabó por estallar contra su propio equipo, al ver que el rival llegaba al descanso con el resultado de 0-2. En la segunda parte Chuli acortó distancias, pero fue insuficiente para evitar la derrota del equipo. El Almería quedó hundido en la última posición de la tabla de clasificación. Joan Carrillo, tercer técnico que pasaba por el banquillo rojiblanco, aún no había estrenado el casillero de victorias.

El adiós del breve e improductivo paso de Joan Carrillo en el Almería llegó en el último partido del año 2015. Los rojiblancos se desplazaron a Oviedo para perder por la mínima en el reencuentro de los almerienses con el añorado portero Esteban. Suponía terminar el año como colista de la categoría, eliminado de la Copa del Rey y en una terrorífica racha de quince jornadas de liga sin ganar.

Joan Carrillo fue cesado después del choque del Carlos Tartiere. Sus pobres números lo dejaron como uno de los peores entrenadores en la historia del club. Fueron cinco derrotas, dos de ellas en Copa, y seis empates. No consiguió hacer ganar al Almería en ninguna de sus once oportunidades que tuvo.

Gorosito, el cuarto en discordia


Con la marcha de Joan Carrillo, Alfonso García tuvo la oportunidad de ver cumplida una vieja aspiración, contratando a Néstor Gorosito, otrora objeto de deseo del máximo mandatario rojiblanco. El preparador bonaerense, ingenuo de él, aterrizó en Almería pregonando que el objetivo seguía siendo el ascenso a Primera División. Nada más lejos de la realidad, el 'Pipo' iba a tener que lidiar con la agonía de luchar por no caer al infierno de la Segunda B, aunque con él al mando los unionistas obtuvieron mayores réditos que con los técnicos precedentes.

Como era de esperar, el Almería acudió al mercado de invierno para tratar de paliar las carencias de una plantilla mal planificada desde un principio. Entonces llegaron Saveljich, Juan Ramírez, Goñi, Uche y un "ascendido" Ramón Azeez. Como mejorar lo presente no se antojaba demasiado complicado, el rendimiento de la mayor parte de ellos fue óptimo, sobre todo en el caso del zaguero montenegrino, que pronto se erigió como el líder de la zaga. Ramírez, por su parte, dejó destellos de la calidad que atesora, así como de su intermitencia. De Goñi poco más que un par de córners disfrazados de saques de banda se pudo ver hasta que cayó lesionado de larga duración, mientras que la aportación del ariete nigeriano fue de menos a más; a su compatriota del centro del campo no se le vio vestido de corto hasta el antepenúltimo choque de la temporada.

De esta manera, el 'Pipo' cayó de pie en el Mediterráneo y debutó con victoria ante el Llagostera por dos goles a uno, dejando atrás la dinámica negativa que venían arrastrando los indálicos en la competición liguera y que les había llegado a colocar en el último puesto de la tabla a cinco puntos de la salvación, algo impensable durante el verano.

La trayectoria del exentrenador del Xerez, entre otros, caminó entre la irregularidad y el afán por acumular una serie de resultados positivos que permitieran alzar el vuelo de un equipo que desde la vigesimosexta fecha del campeonato hasta la trigesimosexta se mantuvo invicto, sumando en este periodo de tiempo el primer triunfo como foráneo de la temporada y que, a la postre, supondría la salida del descenso del mismo.

Pero la losa de los quince encuentros sin ganar, como repetió hasta la saciedad el propio Gorosito, pesaba demasiado. A pesar de que pintaban oros en la ciudad del sureste andaluz, un tropiezo podría echarlo todo por la borda. Y no solo fue uno, sino tres los varapalos consecutivos que se llevaron los unionistas, que se fueron de vacío ante el Numancia, el Nàstic de Tarragona y el Huesca, desembocando la derrota ante el cuadro oscense en la destitución de Néstor Gorosito, que se marchaba con 26 puntos bajo el brazo en 20 jornadas.

Última bala en la recámara


Una plantilla abatida, que veía cómo su trabajo sobre el verde no obtenía recompensa. Una afición desilusionada con lo que en un principio era un proyecto ganador. Alfonso García era consciente de que, otra vez, el desánimo se había instalado en la entidad almeriense. Tan solo quedaba una opción, una última bala en la recámara, y era bien conocida por todo seguidor urcitano.

El máximo mandatario de la UD Almería cesaba a Néstor Gorosito, alegando que el equipo se le había ido de las manos y ofertaba la plaza vacante al capitán del conjunto rojiblanco, Fernando Soriano. El maño, por amor al escudo, a la ciudad y a la hinchada, no pudo dejar de lado a todo un sentimiento. Al poco tiempo de hacerse oficial, Fernando ya había cambiado la elástica roja por la azul propia del cuerpo técnico en su primer entrenamiento como míster.

La noticia tuvo distintas opiniones en la grada, pero había una unánime entre todos los seguidores del Almería: animar hasta el final. Restaban cuatro finales, cuatro apasionantes partidos de los que iba a depender toda la historia de un club que no quería marcharse de la LFP. Iba a dar comienzo el 'partido a partido' de Fernando Soriano.

Tras pocos días de preparación, el primer partido de la era Soriano se aproximaba. El rival era un Real Oviedo que luchaba por el ascenso a Primera División; el escenario, un Juegos Mediterráneos cargado de ilusión. Los aficionados de ambos equipos tuvieron que esperar hasta el minuto 59 para presenciar el primer gol, pero para desilusión de los locales, el tanto lo anotaba Linares. Pero ese gol pareció despertar el orgullo y el coraje que la plantilla del Almería llevaba dentro y, antes de que se llegara al minuto 80 de juego, el equipo rojiblanco ya le había dado la vuelta al marcador, con las dianas de Quique y Uche, respectivamente. Fue Chuli el que puso el broche de oro a la remontada marcando el 3-1 definitivo.

Los fieles rojiblancos volvían a ver posible la permanencia en la División de Plata. El primer obstáculo ya había sido superado y los urcitanos dependían de ellos mismos, tan solo separaban al equipo de la gloria tres duras finales más.

El objetivo se repetía en Palamós, ante un rival que luchaba por las mismas metas que los rojiblancos. Pese al buen hacer sobre el verde de los jugadores almeriensistas, el balón no quiso entrar y nadie consiguió mover el marcador inicial. Un empate a cero que, unido a una victoria de la Ponferradina, sentaba como un jarro de agua fría para ambos adversarios. El club del sureste de España observaba cómo perdía esa pequeña ventaja de la que gozaba frente a sus rivales directos, y ya era consciente de que necesitaba la derrota de alguno de ellos para salir de nuevo de los puestos de descenso al infierno.

El choque frente al Mirandés se catalogó como final, ya que de la victoria del Almería dependían sus opciones de permanencia. De nuevo el Estadio de los Juegos Mediterráneos tenía una cita con la historia rojiblanca. Pese al gol tempranero de Kalu Uche, un Mirandés que quería dejar buena imagen logró la igualada, pero en el tramo final del encuentro el central Morcillo conseguía anotar el segundo y definitivo gol para los unionistas. La euforia se desataba en el estadio, afición y equipo veían cerca la permanencia y ya solo pensaban en la última cita liguera, ante el Córdoba CF.

El equipo califa luchaba por conseguir un puesto en los playoffs de ascenso a Primera División y el partido no se antojaba nada fácil para los intereses del equipo dirigido por Fernando Soriano. Los fieles rojiblancos, conscientes de la transcendencia del partido, decidieron acudir a animar al Nuevo Arcángel. Fueron más de 1.000 seguidores del equipo visitante los que se dieron cita en tierras cordobesas. El Almería consiguió ponerse por delante en la primera mitad, pero al término de la misma, Lolo Reyes, de manera muy rigurosa, fue expulsado por roja directa.  El nerviosismo inundaba el Nuevo Arcángel. Ya en la segunda parte, los resultados de los demás partidos sonreían a los dos equipos, y tras el empate del Córdoba, ambas plantillas parecieron petrificarse sobre el verde, ya que el reparto de puntos concedía la consecución de sus respectivos objetivos.

El Almería conseguía la permanencia en Segunda División, manteniéndose un año más en la Liga de Fútbol Profesional y todos los integrantes del cuerpo técnico y de la plantilla, con Fernando Soriano al frente, celebraron la permanencia junto con la afición rojiblanca desplazada a Córdoba en el feudo califa.

La temporada que en un principio parecía que iba a ser un sueño se convirtió en pesadilla, pero en el tramo final la entidad andaluza consiguió despertarse para poder volver a cerrar los ojos la próxima campaña y poder volver a soñar.

Con la colaboración de la Redacción de Almería VAVEL.

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