Sobre ésto último hay por qué preocuparse. Existen muchos ejemplos en nuestro curriculum. El caso Goitom fue uno de los más largos. Competimos a nivel nacional con el Real Murcia por sus servicios. Ambos clubes informaron de la compra del jugador, sin embargo finalmente los pimentoneros se salieron con la suya, quedando Alfonso García en muy mal lugar. Luego volvimos a tropezar en la misma piedra con Barreto. El club anunció el fichaje de este guardameta y nunca lo vimos jugar. Más reciente fue lo de Zubeldía. Otro argentino, que como ha pasado con Pellerano, lo compramos sin saber las condiciones que hacen falta para traer a jugadores del otro lado del charco a España. La RFEF una vez más nos llamó la atención y nos mostró las normas del juego. Tras ello no quedó otra que despedir al técnico, convirtiéndose en el técnico más breve en la historia del Almería, y posiblemente del fútbol mundial.
A los fallos anteriores hay que sumarles los de este año. El primero aún está sin resolverse, al menos desconocemos mucho de ello. Hablo del caso Bernardello. Nuestra directiva dice que tiene aún contrato en vigor con nosotros. Por contra, Bernardello y su entorno dió por hecho que acabó la vinculación con Almería el pasado junio. Es por ésto que juega en otro equipo ¿Quién lleva razón? No se sabe, pero ya no pongo la mano en el fuego a que nosotros la tenemos. Lo último ha sido lo de Pellerano, caso ya resuelto y como siempre perdido por nuestra parte.
Me pregunto si son suficientes tantos errores como para ponerle las cosas claras al responsable de todo esto. Al parecer no porque todo sigue igual en la entidad. Habrá que esperar a un fallo más, o dos, o tres...
Se agradece que el abogado del club dé la cara en el día de hoy. No consigue resolver nada a nuestro favor, pero seguramente los errores no son originarios en él. Y sobre todo hay que darle las gracias a Pellerano por las palabras que ha tenido y por tomarse todo esto con filosofía.
