26 mayo 2014

Resumen temporada 2013/2014 de la UD Almería

Foto: UD Almería.
El mejor guerrero no es el triunfa siempre, sino el que vuelve sin miedo a la batalla. Esta frase de Dolores Ibárruri, bien podría pertenecer al técnico Francisco. Con esa actitud afrontó su equipo la temporada 2013-2014. No importó caer una y otra vez. Por muy fuerte que fuera el golpe, el Almería siempre se levantó para seguir luchando. Nunca se detuvo, siempre avanzó y jamás se rindió.

El año en la capital almeriense fue enrevesado. El equipo rojiblanco se habituó a ir contracorriente. Anduvo asiduamente en la zona de descenso, sin embargo en ningún momento tiró la toalla. Por muy difícil que fuera la situación, la fé no decayó. Su sacrificio tuvo al final su recompensa. En el último partido de la temporada Almería festejó su salvación.

Bajo poder económico y apuesta por la cantera

No fue fácil para los almerienses su vuelta a la máxima categoría del fútbol español. El cambio de categoría siempre es complicado. Además la preparación de la nueva temporada estuvo limitada en tiempo. Ésto fue así por la larguísima campaña 2012-2013. A las 42 jornadas de Liga con las que cuenta la Segunda División, la entidad rojiblanca tuvo que añadir cuatro encuentros más para subir a Primera, los correspondientes a los playoff de ascenso. Fue a partir de mediados de junio, cuando se supo que el Almería jugaría definitivamente entre los grandes de España.

El salto de competición mejoró las cuentas del club almeriense, pero su capacidad económica siguió siendo muy limitada. De hecho fue el equipo con menor presupuesto de los veinte participantes de la Liga. Conscientes del pasado del fútbol almeriense y de la crisis económica que sufre Europa, los dirigentes del Almería no arriesgaron. Se limitaron a incorporar jugadores libres en el mercado o cedidos, pero sobre todo apostaron por la cantera, caso de Jonathan, Azeez o Raúl García.

Para que este atrevido desafío saliera bien, el club se encomendó a un hombre de la casa. Francisco cogió las riendas dejadas por Javi Gracia, que no continuó su etapa en Almería a pesar de lograr el ascenso. El entrenador almeriense conocía a la perfección el organigrama de la entidad. No había otro mejor para dar continuidad a los canteranos que el que había sido entrenador del filial rojiblanco.

Con este panorama, el objetivo lógicamente fue la permanencia. El reto de la salvación se antojó difícil. En todo momento la afición fue consciente de ello y lo aceptó, incluso sin que fuera para ellos evidente ver como en todas las apuestas a nivel nacional se daba al Almería como firme candidato al descenso.

Pésimo inicio de temporada

El Almería volvió a sentirse equipo de primera un lunes 19 de agosto de 2013. Curiosidades del fútbol, su rival fue el mismo que el de la última jornada de Liga de Segunda. El Villarreal CF, también un recién ascendido, pero con aspiraciones más ambiciosas, se llevó la primera victoria en el Estadio Mediterráneo. A pesar de haber tenido los tres puntos muy cerca, los almerienses terminaron cayendo 2-3.

Los dos siguientes partidos fueron ante Getafe y Elche. Ambos acabaron en empate. El Almería hizo méritos en los tres primeros encuentros para llevarse la victoria, pero en todos acabó perdiendo puntos en el tramo final de los partidos. Sumó sólo dos de los nueve disputados, en un arranque de competición cuyo calendario había sido benévolo con los almerienses.

El equipo rojiblanco fue valiente en su vuelta a Primera, sin dar muestras de temor por estar entre los mejores equipos de España. Apostaron por un fútbol bastante ofensivo, sin embargo los resultados no les acompañaron. El mal inicio de Liga se prolongó durante diez jornadas. Con el paso de las semanas no sólo fueron hundiéndose en la clasifiación, también las buenas sensaciones de los primeros encuentros se fueron diluyendo.

De la jornada 6 a la 10 todo fueron derrotas. Especialmente dolorosa fue la acontecida ante el Rayo Vallecano. Tras visitar Málaga y Sevilla y recibir al FC Barcelona, los almerienses pusieron muchas expectativas frente a un rival directo. La desilusión fue grande al caer por la mínima con los franjirojos. Una semana después, en Anoeta, perdieron por tres goles a cero. Siendo colistas destacados, el proyecto se puso en duda entre la afición y aquellos que habían sido más pesimistas desde la pretemporada ganaban en razón.

Mestalla fue un punto de inflexión

Cuando nadie lo esperaba, llegó la reacción. El Almería consiguió la primera victoria de la temporada en la jornada 11. Sorprendió al Valencia CF en Mestalla. Este sonado triunfo por 1-2, que se dio en medio de semana, convirtió al equipo en el ave fénix que resurge de sus cenizas. A continuación sumó dos victorias más de forma consecutiva. Venció por la mínima al Valladolid en casa y a Osasuna en El Sadar. Fueron nueve puntos de nueve que hicieron salir al equipo de los puestos de descenso.

En menos de dos semanas los de Francisco consiguieron cambiar radicalmente de rumbo. Aunque las seguidas derrotas frente a Real Madrid (0-5) y Celta de Vigo (3-1) los metieron de nuevo en descenso, no impidieron que la escalada rojiblanca parara.

Terminaron el año 2013 en marcada trayectoria ascendente. Su incorporación en la Copa del Rey ayudó. Le bastó con el partido de ida para eliminar a Las Palmas en Gran Canarias. En Liga, otra racha positiva de un empate y dos victorias consecutivas los realzó en la tabla. Ante el Espanyol hubo igualada, pero vencieron en dos encuentros fundamentales, frente al Betis, antes del parón navideño, y el Granada, ya en año nuevo. Este último fue por tres goles a cero en lo que probablemente fue la mejor actuación colectiva de los rojiblancos de toda la temporada. Ni la gran goleada encajada en el nuevo San Mamés por 6-1 les impidió terminar la primera vuelta fuera de los puestos de descenso.

Ridículo copero

La obligada cita copera prosiguió en enero de 2014. El sorteo le sonrió al Almería. Lo emparejó con un Racing de Santander que, además de atravesar uno de los peores momentos de su historia, afrontaba su temporada en Segunda División B. La ronda correspondía a los octavos de final.

La eliminatoria comenzó en Cantabria. Allí el Almería pronto se adelantó en el marcador, dejando muy de cara su pase a cuartos de final. Sin embargo en la segunda parte la noticia dejó de estar en el terreno de juego. Incidentes en la grada entre la afición local y la directiva del Racing atrajo todo el protagonismo. Mientras, el juego continuaba sobre el terreno de juego, con ambos equipos perplejos por lo que estaba aconteciendo. Así, sin ningún rigor deportivo, llegó un gol de los santanderinos que les hizo soñar con el pase a cuartos.

La vuelta se jugó en el Mediterráneo una semana después. El Almería confiaba en sí mimso para pasar sin problemas de ronda. Por su parte, el Racing no tenía nada que perder y buscó de nuevo tirar de épica. En la ronda anterior había eliminado a otro Primera, al Sevilla FC. Los norteños lo volvieron a hacer. Consiguieron una victoria histórica en Almería al ganar 0-2 y meterse en los cuartos de final de la Copa del Rey. Los rojiblancos rozaron el ridículo al caer de tal manera con un equipo de Segunda B y cuya directiva no le pagaba.

Fundamental ser fuertes en casa

La eliminación de la Copa del Rey avivó el debate que cuestionaba la capacidad del Almería para salvar la categoría. La manera de quedar fuera de los cuartos de final fue muy sonada a nivel nacional. La plantilla intentó aislarse de todo ésto y sabía que la única manera de apaciguar los ánimos era haciéndolo bien sobre el terreno de juego.

Se encomendaron a sus partidos de casa para conseguir la salvación. En los desplazamiento al Almería le resultó imposible sumar puntos. Tanto en Bilbao como en Villarreal y Elche salió derrotado. Por contra, comenzó a hacerse fuerte en el Mediterráneo. Tras la victoria ante el Granada, venció al Getafe por la mínima y luego hizo lo propio con el que era líder de la categoría y terminaría siendo campeón de Liga, el Atlético de Madrid. Venció al equipo del Calderón por 2-0, con una táctica de Francisco que contrarrestó en todo momento el juego del rival.

Lejos quedó ese fútbol ofensivo por el que el técnico almeriense apostó en el inicio de Liga. Supo rectificar al no encontrar los resultados positivos. Con el paso de la temporada se fue acoplando a las necesidades del equipo, así como intentó utilizar diferentes tácticas según el rival del partido en cuestión.

Desplomo tras vencer al líder

La victoria ante el Atlético hizo respirar a todo el entorno almeriense. La entidad sureña se colocó a cinco puntos del descenso. Ese desastroso inicio de Liga que había sido un lastre hasta el momento parecía haber quedado atrás. El exitoso triunfo ante el que era un real candidato al título dio una confianza al equipo que pudo ser excesiva.

En la siguiente salida el Almería fue vencido por el Levante por un sólo gol y una jornada después, por primera vez en 2014, se le escapó puntos del Mediterráneo. No pudo pasar del empate ante un rival directo como era el Málaga CF.

Aunque no era momento para relajaciones, los almerienses volvieron a descuidarse. A continuación encadenaron tres derrotas más, frente a Barcelona, Sevilla y Rayo. En total fueron cinco partidos sin conocer la victoria tras los tres puntos sumados frente al Atlético de Madrid. Ésto les hizo volver a los puestos de descenso.

En el precipicio de Segunda

Como a lo largo de toda la campaña, el Almería tenía que verle las orejas al lobo para reaccionar. En las adversidades se agrandaba y demostró hacerlo mejor contra equipos de la parte alta de la clasificación, que contra los que se jugaban la permanencia. Así, ganó a la Real Sociedad por 4-3 en una locura de encuentro, con gol del canterano Hicham en la prolongación. A la semana siguiente empató frente al Valencia igualando en la segunda parte un 0-2 en contra.

Llagaba el tramo final de la temporada. Quedaban ocho encuentros por disputarse y el Almería estaba dos puntos por encima del descenso. Esa ventaja pronto se perdió. Encadenó cuatro derrotas consecutivas en el peor momento posible. Una de ellas era más esperada, al tener que rendir visita al Santiago Bernabéu, sin embargo las otras tres fueron jugar con fuego. Primero cayó ante Valladolid y Osasuna. En Pucela perdió por la mínima y ante los navarros lo hizo en el Mediterráneo por 1-2. Tras el viaje a Madrid, también fue tumbado por 2-4 en casa. El contrincante fue el Celta de Vigo, en un partido trágico que dejó al Almería al abismo de la categoría de plata.

Con tan sólo 30 puntos, la salvación parecía de locos a falta de cuatro partidos para el final. Tenía que ganarlo prácticamente todo. Si antes de comenzar la temporada pocos apostaron por la permanencia del Almería, en ese momento nadie podía ver que el milagro era posible.

El milagro se hizo realidad

Francisco siempre creyó y su equipo evitó la caída definitiva. Fundamental fue el triunfo en Cornellá en la jornada 35. Los rojiblancos vencieron 1-2 ante un Espanyol que, aunque no lo estaba matemáticamente, se veía ya salvado. La segunda "final" los enfrentaba con un Betis ya descendido. No por ello dejó de dar guerra en el Mediterráneo, hasta el punto de estar muy cerca de mandar a los almerienses a Segunda. Un 1-2 adverso y con un jugador menos, tampoco fue suficiente para que el Almería bajara los brazos. Acabó remontando, con un tercer gol en el último suspiro del encuentro.

Con mucho sufrimiento el Almería había salvado los dos primeros match ball. La tercera parecía algo más complicada. En Los Cármenes se disputaba un duelo casi definitivo entre dos rivales directos. Los hombres de Francisco, con mucha cabeza, consiguieron vencer con dos tantos de penalti al Granada CF. Eso lo cambió todo. El Almería salió de los puestos de descenso y dependió de sí mismo para lograr la permanencia, mientras que el Granada se jugaría todo en Valladolid, donde estaba obligado a ganar.

Foto: Miguel Pérez Er Juli.
Se llegó a la última jornada de Liga con dos puestos de descenso por decidir. Al Betis lo acompañarían Valladolid, Osasuna, Granada, Getafe o Almería. Precisamente los rojiblancos fueron los que en mejor situación se encontraban para salvarse. Incluso perdiendo les podría haber valido. En cualquier caso cumplieron con su obligación de ganar el punto que necesitaban para certificar la permanencia. No hubo goles frente al Athletic, que ya había hecho los deberes y jugaría la temporada que viene en Champions.

Con el pitido final de la jornada 38 y de la temporada 2013-2014, Almería festejó la permanencia como si de un nuevo ascenso se tratara. Hubo incluso invasión de campo, con un Francisco manteado por los suyos. A pesar de todas las adversidades encontradas y haber sufrido la falta de respeto en algunos momentos de la campaña, los almerienses lograron la hazaña. Con la humildad por bandera, como ha sido hasta ahora, jugarán un año más en la máxima categoría del fútbol nacional.

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